Turismo

Historia

El renacer de un puente obrero

Pasado y presente del Puente Transbordador Nicolás Avellaneda, Monumento Histórico Nacional y atracción turística en el sur del conurbano bonaerense.

Tiempo de lectura 4´

Por Dg. Jesica D´Alessandro | Estudiante de la Licenciatura en Turismo UNDAV

Al recorrer nuestra ciudad, muchas veces no nos damos cuenta de que nos rodean hitos muy importantes. Debido a la vorágine del día a día, no tenemos el tiempo necesario para poder admirarlos. Por ejemplo, las siluetas características que destacan en el paisaje avellanedense.

Nos referimos a una colosal estructura de hierro, el viejo Puente Transbordador Nicolás Avellaneda, que fue inaugurado en 1914 y hoy es un Monumento Histórico Nacional, uno de los 8 puentes transbordadores que existen en el mundo y el único en Sudamérica.

Tuvo su momento de esplendor por su importancia en la conexión de las márgenes de La Boca e Isla Maciel, ya que los trabajadores del lado de Dock Sud que pertenecían a importantes frigoríficos, como ANGLO, o los obreros de los astilleros y la Usina CATE debían cruzar ese tramo del Riachuelo en bote. El puente transbordador no sólo les permitía cruzar ambas márgenes a pie, también permitió que el tranvía, un medio de transporte muy popular en esa época, pudiera cruzar el Riachuelo, montado en su barcaza colgante.

“El viejo puente transbordador hoy es un Monumento Histórico Nacional, uno de los 8 que existen en el mundo y el único en Sudamérica”.

Con los años, el pintor Quinquela Martín lo inmortalizó en sus obras convirtiéndolo en un emblema del barrio de La Boca que trascendió al mundo entero. Pero, lo más importante era la conexión entre los dos barrios que compartían una misma identidad social: la identidad obrera. El puente, que recibió su nombre en homenaje al que fuera presidente de la república entre los años 1874 y 1880, nos remite a la vida, a la cultura y a los valores que nos dejaron los obreros inmigrantes.


El puente de la Boca. Óleo sobre tela. 1924. Benito Quinquela Martín

Con los años, el gigante de hierro empezó a realizar cada vez menos cruces. Finalmente, quedó obsoleto y fue reemplazado por un nuevo Puente Avellaneda, pero de características menos pintorescas, que fue ubicado junto a él, con una construcción en hormigón armado que permitía un tráfico más fluido.

Así, comenzó a ser olvidado y su estructura se deterioró progresivamente, acompañando el abandono general de la infraestructura portuaria del área, a medida que el puerto del Riachuelo también detuvo poco a poco su actividad y muchas fábricas y comercios de sus alrededores dejaron de funcionar.

“El transbordador, que fue salvado, valorado y restaurado continúa en pie, pero con un nuevo sentido: hoy se ha vuelto una atracción turística”.

En 1993, un decreto del Gobierno Nacional amenazó con convertirlo en chatarra, pero hubo muchos que no lo dejaron caer. Gracias a su defensa hoy podemos disfrutar de este emblema restaurado que posee valores históricos y sociales y que fue testigo de una de las etapas más pujantes del país: la revolución industrial, que cambió el paisaje urbanístico local con viviendas precarias de origen obrero. El transbordador Nicolás Avellaneda fue un buen representante del campamento industrial naviero que generaron los inmigrantes genoveses vinculados a la construcción de barcos.



Atrás quedaron esas épocas; pero se rememoran día a día en los recorridos turísticos que se realizan a su alrededor, en los cuales se pone en valor el patrimonio ambiental y cultural del Riachuelo. Con la participación activa de vecinos que abren sus puertas para brindar relatos propios del lugar, se recorren rincones históricos de la Isla Maciel que se destacan por su marcada identidad industrial y portuaria. El transbordador del puerto y del Riachuelo que fue salvado, valorado y restaurado continúa en pie, pero con un nuevo sentido: hoy se ha vuelto una atracción turística.

13 de agosto de 2024