Despedida

Adiós, Francisco

El papa que vino del “fin del mundo”

El mundo llora a Jorge Mario Bergoglio, el papa de los pobres que incomodó a los poderosos y luchó por la paz.

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Por Diego Orcoyen

"Con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco”, anunciaba en la mañana del lunes 21 de abril el cardenal camarlengo Kevin Joseph Farrell. Sí, Jorge Mario Bergoglio había muerto a los 88 años, después de luchar contra una grave neumonía que resintió su salud. Nuestro papa argentino, el papa del mundo, el papa de los pobres, el que salió a “las periferias” para abrazar a los más necesitados y miró de frente y sin titubear a los poderosos.

Francisco, el papa de la paz. Deja tras de sí un imponente legado y un mensaje de paz que sostuvo a lo largo de sus 12 años de pontificado y que transmitió incluso pocas horas antes de morir: “Cuánta voluntad de muerte vemos cada día en los numerosos conflictos que afectan a diferentes partes del mundo. Cuánta violencia percibimos a menudo también en las familias, contra las mujeres o los niños. Cuánto desprecio se tiene a veces hacia los más débiles, los marginados y los migrantes. Apelo a las partes beligerantes: que cese el fuego, que se liberen los rehenes y se preste ayuda a la gente, que tiene hambre y que aspira a un futuro de paz”, dijo en referencia al conflicto en Gaza.



Pero también se refirió al Líbano y a Siria, a Yemen y a la “martirizada Ucrania”, a Armenia y Azerbaiyán, a la República Democrática del Congo, a Sudán y Sudán del Sur, “a cuantos sufren a causa de las tensiones en el Sahel, en el Cuerno de África y en la Región de los Grandes Lagos”. “Allí donde no hay libertad religiosa o libertad de pensamiento y de palabra, ni respeto de las opiniones ajenas, la paz no es posible”, afirmó Francisco en lo que fue su mensaje pascual, sus últimas palabras.

Francisco, el papa de los pobres. Apenas comenzado su papado, en Río de Janeiro, habló de la "opción preferencial por los pobres”, lavó los pies a presos y criticó al capitalismo salvaje. “¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre, para los pobres!”, señaló en otra ocasión. “Pensamos en cuántos están oprimidos, cansados, marginados, en las víctimas de las guerras y en aquellos que dejan su tierra arriesgando la vida, en aquellos que están sin pan, sin trabajo, sin esperanza” (…) Hagamos que circule la caridad, compartamos nuestro pan, multipliquemos nuestro amor. La pobreza es un escándalo”, advirtió.

Francisco, el papa contra la “cultura del descarte”. Se expresó contra el materialismo y el consumismo desenfrenados una y otra vez. “Esta cultura del descarte nos ha hecho insensibles también al derroche y al desperdicio de alimentos, cosa aún más deplorable cuando en cualquier lugar del mundo, lamentablemente, muchas personas y familias sufren hambre y malnutrición. En otro tiempo nuestros abuelos cuidaban mucho que no se tirara nada de comida sobrante. El consumismo nos ha inducido a acostumbrarnos a lo superfluo y al desperdicio cotidiano de alimento, al cual a veces ya no somos capaces de dar el justo valor, que va más allá de los meros parámetros económicos”, enfatizó.



Francisco, el papa que ponía en alto la educación. La educación y el rol de las universidades eran consideradas por el papa Francisco herramientas para reconstruir “el sueño” de la fraternidad universal. “Son, por su propia naturaleza, lugares donde se promueven ideas y nuevos estímulos para la vida y el pensamiento del hombre y para los desafíos de la sociedad, es decir, espacios generativos. Es hermoso pensar que la universidad genera cultura, desarrolla ideas, pero sobre todo promueve la pasión por la búsqueda de la verdad, al servicio del progreso humano”, decía el papa. Y agregaba: “Ensanchar las fronteras y ser un espacio abierto para el hombre y para la sociedad constituye la gran misión de la universidad”.

Francisco, el papa sencillo. Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires, el 17 de diciembre de 1936. Era el mayor de cinco hermanos, hijo de padre ferroviario y madre ama de casa. Sencillo. Humilde. “No hay que creérsela”, recalcaba. Ingresó al seminario a los 21 años y fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969. En 1992 fue ordenado Obispo y nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires. Sucedería como arzobispo a Quarracino luego de su fallecimiento, en 1998.



Se lo podía ver en el subte de Buenos Aires, caminando en la calle, visitando a los pobres, a los enfermos, a los presos, usando los zapatos gastados, la ropa convenientemente remendada.

Queda lejos aquel 13 de marzo de 2013 en que se convirtió en el líder de la Iglesia católica. El primer papa americano. El papa “del fin del mundo”. Las que entonces eran lágrimas de alegría, hoy son de dolor. La nostalgia nos ha tomado por completo. Ha muerto el papa argentino, el papa de los pobres, nuestro papa Francisco dijo adiós.

21 de abril de 2025